ESET y su iniciativa Digipadres alertan sobre el crecimiento del spyware y el stalkerware, programas capaces de infiltrarse en teléfonos, computadoras y tabletas para robar información, monitorear la actividad de los usuarios o incluso activar cámaras y micrófonos sin permiso. En un entorno donde niños y adolescentes pasan tiempo entre videollamadas, videojuegos y clases virtuales, estos riesgos son cada vez más presentes.
El spyware busca obtener datos sensibles —como contraseñas, información bancaria o historiales de navegación— para venderlos o utilizarlos en fraudes. El stalkerware, en cambio, se instala manualmente con la intención de vigilar a una persona conocida y suele esconderse bajo aplicaciones que parecen inofensivas. Aunque sus fines son distintos, ambos operan en segundo plano y pueden pasar desapercibidos durante meses.
ESET señala que estas amenazas pueden llegar por descargas fraudulentas, enlaces maliciosos, apps que se hacen pasar por juegos o herramientas útiles, e incluso por correos de phishing. En 2024, el laboratorio de investigación descubrió el spyware Ratel, disfrazado como una versión falsa del juego Hamster Kombat, diseñado para interceptar mensajes y realizar pagos desde el dispositivo sin autorización del usuario.
Además del espionaje, este tipo de software expone otros riesgos. Muchas aplicaciones de acoso presentan fallas de seguridad que no solo vulneran a la víctima, sino también a quien instaló el programa, abriendo la puerta al robo de datos personales. La falta de regulación y la facilidad con la que estas apps se distribuyen en canales informales contribuyen a su rápida propagación entre jóvenes y adultos.
El uso indebido de estas tecnologías también ha sido relacionado con situaciones de violencia digital, relaciones controladoras y acoso entre pares, lo que subraya la importancia de que los padres hablen con sus hijos sobre privacidad, límites y navegación segura. Fomentar un entorno de confianza facilita identificar cambios en el comportamiento de los menores que puedan estar relacionados con vigilancia no deseada.
Señales de alerta en un dispositivo comprometido:
• Batería que se agota rápido o teléfono que se calienta sin uso.
• Consumo de datos elevado o inusual.
• Aplicaciones desconocidas con permisos excesivos.
• Cambios en la configuración del sistema sin explicación.
• Cámara o micrófono activándose solos.
• Archivos o capturas extrañas que aparecen y desaparecen.
Si se sospecha una infección, los especialistas recomiendan:
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Instalar y actualizar un antivirus confiable.
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Desconectar el dispositivo de Internet para evitar accesos remotos.
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Realizar un análisis completo del sistema.
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Eliminar cualquier software malicioso detectado.
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Cambiar las contraseñas de todas las cuentas.
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Consultar con un experto si el problema persiste.
ESET remarca que una herramienta de control parental legítima debe usarse con transparencia y diálogo, explicando a los hijos su propósito, alcance y límites. El secreto es lo que diferencia a estas apps de un software de acoso. Hablar abiertamente sobre seguridad digital fortalece la confianza familiar y evita malentendidos.
La prevención, además, empieza por pequeños hábitos diarios: cubrir la cámara web cuando no se usa, no descargar apps fuera de tiendas oficiales, activar la autenticación multifactor, bloquear dispositivos con contraseña y enseñar a los niños a reconocer mensajes sospechosos. Estos pasos no solo reducen riesgos, sino que fortalecen la autonomía digital de los menores.
Digipadres ofrece recursos, guías y materiales educativos para que padres, madres y docentes puedan acompañar a los niños en su vida digital con información clara y herramientas adecuadas. Su objetivo es fomentar una cultura de seguridad, diálogo y responsabilidad en el uso de la tecnología.

