En un mundo donde las muñecas Barbie reinaban como el símbolo por excelencia de la belleza y la perfección, America Ferrera, desde una edad temprana, nunca se sintió identificada con esta representación estereotipada de la feminidad.
Criada en una familia humilde, las muñecas Barbie eran un lujo inalcanzable para ella, y solo ocasionalmente tenía la oportunidad de jugar con ellas en la casa de un primo.
Según confesó en una entrevista exclusiva al medio de comunicación, Los Ángeles Time, «era una niña con una mente precoz para la fantasía, pero Barbie simplemente no le hablaba». Además, no se veía reflejada en esa figura perfecta y rosada, y eso sembró una semilla en ella, la convicción de que la cultura dominante a menudo deja por fuera a aquellos que no encajan en sus estándares preestablecidos.
Sin embargo, los años pasaron, y America Ferrera se convirtió en una actriz consagrada que rompió esquemas interpretando «chicas reales» en la industria de Hollywood. Y fue precisamente esta trayectoria la que la llevó a un papel que podría haber sido impensable en su infancia: coestelarizar una película sobre la misma muñeca que alguna vez se sintió ajena a ella.
En «Barbie», la película dirigida por Greta Gerwig, America Ferrera interpreta a Gloria, una amante de toda la vida de Barbie y asistente del director ejecutivo de Mattel. Esta representación es crucial para el enfoque existencial que la película quiere explorar en torno al icónico personaje de Barbie. Gloria, una madre trabajadora, se enfrenta a la búsqueda de un propósito mientras su hija adolescente crece, experimentando así un viaje paralelo de autodescubrimiento junto a la misma Barbie.
En la mencionada entrevista con Los Angeles Time, America Ferrera reflexiona sobre la trascendencia de su papel en la película y lo significativo que fue para ella, como adulta, formar parte del éxito de taquilla. Sin embargo, lo que resultó aún más impactante para ella fue el hecho de que Mattel, la compañía detrás de Barbie, finalmente la inmortalizó en una muñeca. Una muñeca Barbie hondureña, representando a una figura empoderada y realista.
El recibir su primera Barbie, una versión que se asemeja a ella con cabello negro suelto, aretes de aro y un traje de poder rosa, significó mucho más que un simple objeto coleccionable. Fue una afirmación de la diversidad y la representación en un mundo donde por mucho tiempo los cánones de belleza han sido inalcanzables para la mayoría.
«Ahora hay una Barbie hondureña y eso realmente importa», confesó la actriz, quien es además una gran activista dentro de la comunidad latina en los Estados Unidos.
Para America Ferrera, esta muñeca representa el triunfo de la inclusión, el rompimiento de estereotipos y la apertura de nuevas posibilidades para las niñas de todas partes del mundo. Es un símbolo poderoso de que la belleza viene en todas las formas, tamaños y colores. Su Barbie hondureña envía un mensaje claro: todas las niñas merecen sentirse vistas y representadas, sin importar su origen o apariencia.
Con su interpretación en «Barbie», America Ferrera sigue consolidándose como una actriz que trasciende los límites impuestos por la industria cinematográfica, empoderando a las mujeres a través de personajes auténticos y reales. Su Barbie hondureña se convierte en un hito en la historia de la juguetería, un paso hacia adelante en la lucha por la inclusión y un recordatorio de que los sueños no tienen límites si nos atrevemos a desafiar las expectativas impuestas.